domingo, 13 de septiembre de 2009

Lo dijo Ricardo Trotti

Articulo tomado del blog de Ricardo Trotti y publicado en Revista Domingo el dia de hoy:


Libertad: la lección de la Internet
La tecnología ha sido clave para la creatividad y la innovación del periodismo en el ciberespacio.


POR ricardo trotti

En el momento que en Argentina, Ecuador y Venezuela se están cercenando las libertades de expresión y de Prensa, mediante invasivas regulaciones gubernamentales para controlar la actividad de los medios de comunicación, es importante registrar cuál es y ha sido el principio rector que permitió el descomunal avance y desarrollo de la Internet.

La falta de intromisión de los gobiernos, dejando al sector privado la iniciativa y plena autonomía, ha sido la bujía que potenció el crecimiento de la Internet desde que fue creada hace 40 años, en un laboratorio de la Universidad de California, en Los Ángeles. La libertad ha sido clave para la creatividad y la innovación en el ciberespacio. Y más allá de los beneficios económicos, comerciales y culturales, su último gran avance, las redes sociales, no son producto de ninguna traba o incentivo estatal, sino fruto de una revolución ciudadana espontánea que sigue elevando los estándares de la expresión y la comunicación.
Pero la libertad no puede darse por sentada. Existe un movimiento, actual y de vieja data, de muchos países —poco o nada democráticos— como Cuba, China, Libia, Rusia y Vietnam, entre otros, que consideran que la gobernabilidad privada del ciberespacio —a la que se conoce como Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, una firma privada californiana— debe ser suplantada por una agencia multiestatal.
Preocupa, claro, que sean estos gobiernos los que exijan regular, puesto que son los que utilizan filtros para bloquear Internet, castigan con cárcel a los internautas críticos y aplican censura férrea a todo tipo de actividad periodística o expresiva que consideren “contaminante”.
Precisamente ese criterio de “contenidos desestabilizadores” es el que justifican con actitudes revanchistas Hugo Chávez, Rafael Correa y Cristina de Kirchner, para imponer controles legales y éticos a los periodistas y medios. Por eso no extraña el dictado de leyes mordaza como la de Responsabilidad Social en Venezuela, que permitió el cierre de RCTV y decenas de radioemisoras, o las que comenzaron a debatirse esta semana en los congresos de Argentina y Ecuador, desafiando naturales estándares de libertad de Prensa.
Al margen de si en Argentina hay consenso para ordenar y hacer más plural y diverso el espectro radioeléctrico, molesta la actitud hostil contra los medios que motivó el proyecto presidencial de Ley de Servicios Audiovisuales. La excusa apresurada de acabar con los “monopolios” no es más que la búsqueda por eliminar a los canales de disenso y crítica, ya que la concentración de medios no es más que el producto de la libertad y competencia que permitieron las leyes hasta ahora, y que nunca han limitado al Estado para incentivar a la sociedad a crear más y mejores medios. El nuevo proyecto, entre varios desmanes, prevé nuevas instancias de censura, al estipular revisión de licencias cada dos años y un órgano de vigilancia supraestatal, con mayores poderes para el oficialismo.
En Ecuador, empezaron a circular en el Congreso proyectos para la ley de comunicación que debe aprobarse en octubre. Uno, en particular, de un partido de oposición se entromete tanto en los criterios editoriales que “obliga” a los medios a la autorregulación. Un favor muy especial para el presidente Correa, quien no deja de sermonear a los periodistas y dictar medidas administrativas para cerrar medios de comunicación y abrir los propios que, como en Venezuela, son utilizados para el servicio del Gobierno y no del público.
En la misma dirección, se perfila otra iniciativa reciente de Correa para crear un órgano internacional de control periodístico por medio del Unasur. Un producto importado del “mapa de guerra mediático” ordenado por Chávez a sus ministros hace dos meses, que ya ha desencadenado en proyectos de ley para castigar los “delitos mediáticos” y los derechos de reunión y protesta, lo último que queda por prohibir en Venezuela.
Estos ejemplos demuestran que la vocación de los gobiernos por ordenar la actividad periodística suele casi siempre evolucionar hacia el vicio de cercenar el derecho a saber. Por ello, es importante la lección que ofrece la Internet, que al igual que el principio de libertad de expresión, indica que la mejor regulación gubernamental es aquella que no existe.

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